07 octubre 2022

#MFierro150 A propósito de los Cantos 1; 2 y 3 (5/10/2022)

Comparto otra mirada de lo que leímos hasta ahora. El de la mujer de Fierro, que aparece mencionada cómo al pasar, de la que no sabemos más que tuvo dos hijos. Este otro punto de vista lo da Gabriela Cabezón Cámara, en Las aventuras de la China Iron
... fui entregada al gaucho cantor en sagrado matrimonio. Yo creo que el Negro me perdió en un truco con caña en la tapera que llamaban pulpería, y el cantor me quería ya, y de tan niña que me vio, quiso contar con el permiso divino, un sacramento para tirarse encima mío con la bendición de Dios. Me pesó Fierro, antes de cumplir 14 ya le había dado dos hijos. ... Cuando se lo llevaron, y se llevaron a casi todos los hombres de ese pobre caserío que no tenía ni iglesia, me quedé tan sola como habré estado de recién parida ... Cuando se llevaron a la bestia de Fierro como a todos los otros, se llevaron también al gringo de "Inca la perra", como cantó después el gracioso, y se quedó en el pueblo aquella colorada, Elizabeth, sabría su nombre luego y para siempre, en el intento de recuperar a su marido. No le pasaba lo que a mí. Jamás pensé en ir tras Fierro y mucho menos arriando a sus dos hijos. Me sentí libre, sentí cómo cedía lo que me ataba y le dejé las criaturas al matrimonio de peones viejos que había quedado en la estancia. Les mentí, les dije que iba a rescatarlo. El padre volvería o no, no me importaba entonces: tenía catorce años más o menos y había tenido la delicadeza de dejarlos con viejos buenos, los llamaban por sus nombres, mucho más de lo que yo nunca había tenido. ... La falta de ideas me tenía atada, la ignorancia. No sabia que podía andar suelta, no lo supe hasta que estuve y se me respetó casi como a una viuda, como si hubiera muerto en una gesta heroica Fierro, hasta el capataz me dio su pésame esos días, los últimos de vida como china, los que pasé fingiendo un dolor queo era tanta felicidad que corría leguas desde el caserío hasta llegar a una orilla del río marrón, me desnudaba y gritaba de alegría chapoteando en el barro con Estreya. Debería haberlo sospechado, pero fue mucho después que supe que la lista de gauchos que se llevó la leva la había hecho el capataz y se la había mandado al estanciero, que se la había mandado al juez. Yo, de haber sabido, les hubiera hecho llegar agradecimiento. Gabriela Cabezón Cámara (2017) Las aventuras de la China Iron [13 - 15]

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