Hay personas que pueden obrar milagros. Y no son las que uno supone más evidentemente milagrosas. No. Y esos milagros ocurren en personas que tampoco parecen obviamente susceptibles a los milagros. Esta vez, el milagro ocurrió entre Angel, Chica del Angel, y Duendii.
Duendii no es de esos que parezcan "amigablemente milagrosos". ¿Recuerdan su "soy difícil de llevar", verdad? Y Angel no es de esas que anden viviendo milagros por ahi. Casi que ya ni los espera, ni los busca.
Noche del viernes al sábado en Springfield, cerca del Río. Una cama pequeña en una casa sin luz, con sonido a corriente de agua, agua que salía con cierta presión desde un caño desabrazado de una canilla. Sí, adivinaron: la casa de Duendii. Chica del Ángel llegó muerta de frío, y Duendii abrío la puerta a la corrida, muerto de frío. "Dale, venite, que hace mucho frío", le dijo. En cinco minutos adentro de "la cápsula" (así llama Duendii a su cama), el frío desapareció para estos dos personajes friolentos. Angel, q suele dormir debajo de infinidad de mantas y con abrigos varios, durmió en remerita, pero con el abrazo de Duendii. Primer pequeño milagro: Juntos disipan el frío.
Algo así como una bronquitis tenía a Duendii sin dejar de toser. En el abrazo, Angel le acarició el pecho. Tal vez haya sido el calor que esa caricia generaba, tal vez el solo mimo. Pero Duendii dejó de toser, y durmió tranquilo. Segundo pequeño milagro: Juntos disipan la tos, mejor que cualquier jarabe (No se olviden que cuando se conocieron, la que estaba embronquitizada era Chica del Angel, y mientras estuvo con él, en la plaza, casi no tosió)
Sábado a la tarde. Recién despiertos. "Está para tomar unos mates" dijo Duendii. "Gracias, pero no tomo mate", contestó Angel. "Eso porque no tomaste los mates que hace el Duendii. vas a ver", le contestó el. Y puso la pava, cuidó que no hirviera el agua. Puso la yerba en el mate, lo armó y cebó el primero. "Tomá, y decime", le dijo al estirar su brazo hacia ella. Ángel dudó. "Dale, no te hagas la mañosa", insistió. Ángel agarró el mate, y chupó la bombilla. Una sensación rara, indescriptible, pero agradable. Chupó la bombilla otra vez, y otra, y le devolvió el mate vacío. "¿Viste que estaba bueno? Qué pena que no tengo termo, si no íbamos a tomar mate a la plaza, que la tarde está relinda". ¿Cuántos habían intentado hacer eso que Duendii consiguió casi sin esfuerzo? Tercer pequeño milagro: Duendii logró que Ángel tomara mate por primera vez, y no solo eso, sino que le haya gustado (le quedaran ganas de volver a tomar. Pero hay un detalle, ella quiere tomar mate con él) "Sos un personaje", el dijo Duendii mientras la miraba tomar uno de los tantos mates que tomaron, "estás totalmente de la cabeza". Ángel lo miró y sonrió. No dijo nada, ni pensó nada. No quiso deshacer esos pequeños milagros.
Milonga Triste, por 34 puñaladas.











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