A las 23:25 de este sábado 3 de enero estaré empezando mi año XXXIX.

El XXXVIII que termina no fue un año como todos. No. Ya el XXXVII había tenido lo suyo, con muchos cambios que parecieron detenerse. Pero, este año tuvo mucho más.

Arrancó con ese detenimiento, pero, cuando giraba la primera curva, todo pareció oscurecerse. Quienes me conocen saben que soy bastante oscura en mi modo de ser, pero esta oscuridad no era del todo mia. Raros presagios, diagnósticos que llevaron a otros diagnósticos, y a otros... Y así, hasta que, de repente, todo pareció aclararse. Todo pareció ser un mal entendido. Y, entremedio de todo ese aclarar, algo nuevo apareció. Nuevo al punto de hacer uso de la suerte de principiante, que no puede fallar. Y no falló. Y, por primera vez en todo este tiempo, me sentí "hermosa", me sentí "valorada", "deseada". Hasta "importante". Un juego que, sabiendo los riesgos, insisto en jugar. Y lo voy a seguir jugando, mientras cada ratito se repita. Si, porque no es permanencia, no. Son ratitos que se repiten.

POR UN XXXIX COLMADO DE INSTANTES MARAVILLOSOS.

Güena salú y malos istintos.

a!

PD: De regalo, para mí, y para ustedes q visitan este mundo, les dejo una de las mejores versiones de una de las obras más hermosas que jamás se hayan escrito: La Sonata para piano n. 32 Op. 111, de L. van Beethoven, en las manos de Daniel Barenboim.

sepan disculpar, pero la parte que falta, no puedo encontrarla. Si alguien la ubica, por favor, me pasa el enlace como regalo de cumpleaños. Dale que si?